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EVIDENCIAS BOTÁNICAS EN ASENTAMIENTOS NASCA
RESULTADOS
El número de especies identificadas hasta la fecha asciende a 75 taxones que pertenecen a 66 géneros subdivididos en 32 familias botánicas (véase Tablas 1 y 2). Entre las 75 especies identificadas 56 pertenecen a vegetación espontánea o silvestre, mientras que 19 especies son cultivadas y comestibles.
A la fecha se puede decir que las plantas alimenticias pertenecen, por
lo menos, a 15 géneros que se cultivaron. Éstos son: Arachis, Canavalia,
PachyrrhiZus, Phaseolus (con tres especies), Manihot, Cucurbita (con
dos especies), Ipomoea, Capsicum, Zea, Canna, Inga,
Pouteria, Psidium, Bunchosía y Campomanesía. Estos géneros incluyen las plantas
comestibles utilizadas por la población Nasca. A éstos hay que añadir
tres géneros espontáneos que incluyen a Amaranthus y Chenopodiuni,
yerbas silvestres
tradicionalmente llamadas "yuyo" y
al género Prosopis (Maldonado, 1952). En total, el grupo comprende 21
especies comestibles encontradas, sobre todo en Cahuachí.
Entre las muestras de la flora espontánea recuperadas en las excavaciones también
se identificaron especies pertenecientes a la farmacopea y a los rituales:
san pedro (Echínopsís Sp.)(2), cardo santo (Argemone subfusíformís), charnico
(Datura innoxía), tabaco
cimarrón (Nicotianapanículata), yerba mora (Solanum aniericanum), altamisa
(Ambrosiaperuviana) y chilca (Baccharis lanceolata). Todas estas especies tienen
referencias etnohistóricas. Son mencionadas, por ejemplo, por Bernabé Cobo
(189 1) en su obra Historia del Nuevo
Mundo y en las Relaciones Geográficas de Indias (Jiménez de la Espada, 1881-1897).
La presencia de determinadas especies con propiedades fitoterapéuticas conduce
a preguntarnos si los antiguos Nasca conocieron sus características farmacológicas(3).
Esto, desde luego, es tema para otros estudios. Aquí no pretendo formular hipótesis
alguna con
respecto a estos posibles usos.
En la construcción de terraplenes y en los rellenos de Cahuachi encontramos
plantas enteras, ramas y ramilletes. Entre éstos aparecen desecadas las plantas
de maíz (Zea mays); achira (Canna edulis), frijol (Phaseolus sp.) y maní (Arachís
hypogaea), todas ellas
extraídas del campo una vez cosechadas. Por otra parte, en los mismos rellenos
encontramos abundantes manojos de chilca (Baccharis lanceolata), pájaro bobo
(Tessaría íntegrífolia) y alcaparilla (Cassia bicapsularís), plantas traídas
antes de florear y,
al parecer, depositadas en esa forma.
La idea general a la que arribamos es que en Cahuachi, parte de las obras fueron
realizadas en períodos de descanso agrícola. Las plantas cultivadas de maíz,
achira, leguminosas y cucurbitáceas, llegaron a Cahuachi una vez culminada
las actividades agrícolas
(cosecha), y todas secas. Por otro lado, las plantas silvestres fueron conducidas
verdes, las mismas que en el lugar fueron mezcladas con arena y ripio (Piacenza,
1988 b) (véase Figura 2).
(2) El nombre botánico del cactus
columnar Trichocereus pachanoi, conocido como "san pedro", ha sido cambiado en
Echinopsís pachanoi junto a la mayoría de las especies Trichocereus, datos
publicados en: IOS Bulletin 3(3):96, 1974.
(3) Por ejemplo, seguramente conocían la propiedad del añil (Indigofera suffruticosa), planta encontrada en Cahuachi,
usada para obtener el color índigo bastante presente en las telas Nasca.
COMPARACIÓN DE LOS VEGETALES DE LOS DIFERENTES SITIOS
De alguna manera, los restos botánicos reflejan la típología cultural del sitio arqueológico de donde proceden. En este sentido,
es de utilidad hacer una comparación entre las especies botánicas presentes entre el centro ceremonial de Cahuachi y los sitios
rurales y habitacionales de Pueblo Viejo, Quemado, Usaka, Jumana y Atarco.
En Cahuachi se han hallado grandes cantidades de productos agrícolas(4), en su mayoría procedente de ofrendas: tubérculos,
semillas, mazorcas y frutos, que, tal vez, son ejemplares seleccionados. Las ofrendas aparecen en vasijas de barro, envueltas en
tejidos o, simplemente, enterradas en pozos excavados en la tierra. Son de cantidad variable, y varían desde algunas muestras a
kilos de productos agrícolas.
Las ofrendas no sólo se componen de especies alimenticias, también se hallaron más de mil semillas de algodón (Gossypluni barbadense),
materia prima de vital importancia socioeconómica. Éstas fueron recuperadas en la temporada del año 1991 en el Sector Y13 Exp. 48.
Sin embargo, gran parte de las informaciones sobre la flora de entonces la debemos a los restos recuperados de los rellenos
constructivos, en donde fueron depositados manojos de distintas plantas. El estudio de estas colecciones ha permitido conocer
especies herbáceos y arbustivas que, de otra manera, habrían sido muy difíciles de identificar. Es el caso, por ejemplo, de las
plantas del maní (Arachis hypogaea), cuya presencia ha permitido llegar a reconocer hasta la subespecie
(Krapovickas, 1968; Gregory y Krapovickas, 1978).
En los otros sitios tomados en consideración, los varios estratos excavados están compuestos de cañas de maíz y de gramíneas,
cuyas especies no todas han sido identificadas por falta de elementos diagnósticos. Las especies espontáneas encontradas en Cahuachi
en comparación con la de otros sitios, son de número reducido. Esta diferencia podría ser resultado de los trabajos arqueológicos
más prolongados efectuados en Cahuachi. Teniendo esto presente, es importante hacer una comparación de las varias plantas encontradas
en los sitios mencionados, especialmente, de aquellas con valor nutritivo (véase Tabla 3).
En la Tabla 3 se evidencia las especies presentes en los sitios nombrados.
El maíz se encuentra en todos los sitios, al igual que el mate (Lagenaría
síceraría). Existe una buena cantidad de leguminosas y tubérculos, asimismo,
no faltan las cucurbitáceas, como el
zapallo. Todas las plantas frutales están presentes, a excepción de la ciruela
del fraile (Bunchosia armeniaca), que sólo aparece en Cahuachi. La ausencia
del ají (Capsicum sp.) en Quemado, Jumana y Atarco puede ser resultado del
limitado trabajo de campo efectuado
en dichos sitios. Asimismo, la ausencia de algarrobo (Prosopis pallida) significa
que no se encontró la legumbre.
Se puede notar que las semillas de leguminosas son bastante parecidas en
calidad y tamaño. Lo mismo sucede con las frutas y los tubérculos. Sin embargo,
existen diferencias notables, por ejemplo, en el tamaño de las mazorcas de
maíz provenientes de Pueblo
Viejo y Cahuachi. En el primer sitio, las mazorcas miden de 4 a 10 cm de
largo, 1, 8 a 2,6 de diámetro y tienen de 8 a 12 hileras de cariopsídis.
Mientras que en Cahuachi las medidas están entre los 5 y 12 cm de largo por
2,2 a 3,5 de diámetro, con 14 a 18 hileras
de carlopsidis. Esto indicaría que las muestras llevadas a Cahuachi como
ofrendas fueron previamente seleccionadas.
junto a las muestras, asociadas por lo general a la alimentación, aparecen
especies utilizables en la construcción de paredes, techos y abrigos. Éstas
son la caña brava (Gyneríum sagittatum), el carrizo (Phragmites australis)
y la totora (Tipka sp.).
La comparación cuantitativa entre los restos botánicos recuperados de los
distintos sitios resulta bastante complicada, sino imposible, además que
conduciría a resultados poco significativos. Una vez más, merece insistirse
que en Cahuachi y Pueblo Viejo
las excavaciones se efectuaron por varios años, mientras que en Quemado,
Usaka, Jumana y Atarco sólo se realizó una temporada (Orefici, 1992; Isla,
1992). Cabe mencionar que en Atarco se notó una menor presencia de restos
vegetales, la misma que, tal vez,
es consecuencia de eventos históricos, climáticos o del intenso huaqueo (Orefici,
1992: 62).
(4)
La cantidad y la calidad de los restos botánicos recuperados, evaluación de su presencia o ausencia en el centro
ceremonial de Cahuachi será tema para un próximo artículo.